viernes, 24 de junio de 2011

Culto a la muerte: Sexo, drogas y rock & roll.

Autor: Gabriela Mustri ( Trabajo escrito en Junio de 1996*)
Psicoanalista
gamustri@prodigy.net.mx


* Este trabajo lo escribí cuando cursaba la maestría en psicoterapia, hace ya algunos ayeres. Si bien reconozco que frente a la idea de publicarlo tanto tiempo después, surgió en mi la tentación de reformular y depurar ciertos planteamientos teóricos, al final me decidí por dejar el escrito como originalmente nació de mi mente.



"Todos estamos resignados a la muerte: Es a la vida a lo que no estamos resignados” (Graham Greene)

El furor hippie, la era del desafío de una juventud ardiente de cambio que reta al establishment y busca un sitio propio, un mundo de amor y paz, cuando las revueltas políticas y la guerra de Vietnam bombardeaban los años 60’s. Surgieron ideales propios y lemas distintivos que marcan esta época como la revolución social de los jóvenes. Los excesos, los retos y la manifestación pacifista en busca de un contacto con lo espiritual y lo genuino del ser humano. Las drogas combinadas con el sexo y el estruendo del Rock & Roll constituyeron recursos para dar sentido a una existencia confusa.
Este escenario histórico se plantea como terreno fértil para el surgimiento de ídolos, seres que rigen los valores culturales desde el único lenguaje común en medio de todo el caos: la música. Muchos dioses ascienden a la cúspide y con su música implantan un estilo de vida. Janis Joplin, es una de las intérpretes femeninas que marcan ésta época.
Tres décadas después, unas guerras sustituyen a otras, el muro de Berlín cae y con él toda una ideología, el consumismo y la tecnología reinan, los valores y designios sociales se replantean. La juventud perpleja frente a los rápidos cambios se transforma, evoluciona de la nostálgica hermandad hippie a la soledad y el individualismo de la generación X. X, es el signo de la indefinición y el vacío, los estándares son laxos, la juventud sigue confundida pero ahora la protesta es frente a la intolerable condición humana.
Las drogas también evolucionan, de la marihuana, el LSD y los hongos de los 60’s al crack, el éxtasi y la heroína en los 90’s. Pero en ambas épocas se mantiene la fidelidad a las bondades del alcohol. Drogas más potentes y efectivas para dar “alivio” temporal a las agonías existenciales, que adormecen los afectos dolorosos y dan una entrada ilusoria al mundo del placer.
Los ritmos sonoros evolucionan del Rock, al Punk, al Pop y al Grunge. Pero no dejan de ser el lenguaje que mejor permite expresar las condiciones prevalentes. La banda de rock Nirvana, entre otras, representa el clamor de los 90’d y su vocalista Kurt Cobain el llamado “poeta Grunge” constituyen “la voz de una generación sin voz”.
Joplin y Cobain, ídolos casi dioses de dos épocas distintas. Pero, ¿Qué hay detrás del mito?
Janis nace en 1943 en Port Arthur, Texas. Se conoce poco sobre su infancia. En tanto que es sabido que su adolescencia fue tormentosa. Janis era una chica poco agraciada físicamente, con sobrepeso y acné que la llevaron a recluirse, pasando la mayor parte de su tiempo leyendo y pintando, abrumada por una sensación de soledad.
Kurt nace en 1967 en Aberdeen, Washington. Hijo del matrimonio mal avenido de un modesto mecánico y una ama de casa, se enfrenta al divorcio de sus padres a los ocho años. Era un  niño frágil y enfermizo siempre aquejado por recurrentes malestares estomacales. En la escuela se sentía ajeno y alienado de su círculo social, era un chico reservado, inmerso en su mundo, se relajaba pintando y fantaseando con salir algún día de su pueblo natal. Su aspecto afeminado y el no encajar con los intereses de los chicos de su pueblo lo hicieron el blanco de continuas burlas.
Comienza a usar drogas para mitigar su desesperanza y deja la escuela, su padre lo persuade para ingresar a la marina, al poco tiempo deserta. Esto le valió un disgusto con su padre, con quien deja de hablarse por ocho años. En palabras de Kurt: “para mis padres yo estaba desperdiciando mi vida, para mí, yo estaba luchando por ella”.
Ambos fueron chicos rechazados, hostigados e infelices. Pero más adelante encontrarían en la música una fuerza redentora, que daría luz y sentido a su vida. Su pasión por la música hace más tolerable su contacto con la realidad. De acuerdo a Eissler (1962) las actividades artísticas constituyen estrategias autoplásticas y aloplásticas que permiten manejar la realidad; autolásticas en tanto que como un sueño o un síntoma, buscan la solución de conflictos internos y la realización de deseos. Y, aloplásticas en el sentido de modificar la realidad a través de la innovación. (Kohut, 1950).
Winnicott (1971) plantea que el impulso creador corresponde a la condición de estar y de sentirse vivo. Las experiencias creativas constituyen un espacio transicional, una zona intermedia entre la experiencia subjetiva y la realidad externa, es el reino de la ilusión, que da lugar a la capacidad de jugar que implica dar un contenido ilusorio a algo real. Es el despliegue del self verdadero y por lo tanto de la salud psicológica.
Ambos toman su guitarra y emprenden la búsqueda de un nuevo horizonte que les permita escapar de su sufrimiento. Janis comienza a cantar música country acompañándose con una armónica, más adelante adopta un estilo propio, juega con los blues en los que proyecta su desesperada necesidad de expresarse.
Kurt se aferra a su guitarra y compone e interpreta canciones provocadoras y polémicas con fuertes contenidos perversos y agresivos, usando un lenguaje vulgar y cotidiano. Ambos dejan su pueblo natal y recorren el anhelado mundo de sus fantasías de adolecentes desolados e inconformes, prueban fortuna y se arriesgan a la aventura.
En éste viaje que cada uno emprende por la vida, además de la magia de su música llevan consigo el consuelo encontrado en las drogas y el alcohol desde los años de su adolescencia.
Si bien Freud no dedica ningún trabajo al problema de las drogas o el alcohol, a lo largo de sus escritos pueden encontrarse numerosas referencias al respecto. Plantea el problema de las adicciones como resultado de fuertes fijaciones orales, la sustancia representa para el individuo el objeto ideal, lo que genera una importante vinculación con la misma. La adicción primaria es la masturbación, las demás adicciones serían sustitutos de ésta. (Coderch, 1975)

Radó (1933) da importancia a los aspectos narcisistas en relación a las conductas adictivas. 
Desde ésta óptica asocia una deficiente tolerancia a la frustración y al dolor psíquico que se busca mitigar a partir del efecto analgésico y productor de placer de las drogas, tal dolor es sustituido por un estado eufórico que permite al yo recuperar su estado original narcisista. Es así como el individuo bajo los efectos de la droga adquiere un sentimiento de omnipotencia y grandiosidad, temporalmente escapa de sus tormentos y se asume como ser supremo, inmortal y e invencible. (Coderch, 1975)

Merloo (1952) considera la existencia de tres mecanismos mentales comunes a todas las formas de adicción: impulso a las experiencias de éxtasis, impulsos autodestructivos inconscientes y necesidad de gratificación oral. Durante el estado de adicción el individuo experimenta un estado de nirvana, la unión con el pecho materno. (Coderch, 1975)
La euforia de un coctel de drogas, alcohol y Rock & Roll dan tanto a Janis como a Kurt un recurso para escapar temporalmente de su agonía interna, constituyen defensas maníacas que hacen más manejable lo inmanejable de sus ansiedades depresivas en relación a la fantasía de haber dañado a sus objetos internos a consecuencia de sus impulsos agresivos, permiten controlar experiencias internas de duelo, nostalgia y culpa. (Segal)

De acuerdo a Rosenfeld (1965) bajo el dominio de las defensas maníacas, en relación a las drogas, se logra disociar y negar las partes malas y agresivas del self y anular así las ansiedades persecutorias, ya que con la droga se incorpora al objeto ideal que refuerza la omnipotencia y lo rescata de su propia agresión. En el caso de los adictos existe una fijación a la posición esquizoparanoide, aún cuando se ha alcanzado parcialmente la posición depresiva. (Coderch, 1975)

Sin embargo, el alivio es parcial y temporal, ninguno de los dos logra escapar de la honda tristeza que los acompaña, de los monstruos internos que continuamente los hostigan.
Janis en el escenario, drogada y absorta en la grandiosidad que le otorga la mirada de las multitudes, canta con profunda aflicción:

“…What good can drinkin’ do?
Lord, I drink all night,
But the next day I still feel blue.
…Well, there’s a glass on the table,
They say it’s gonna ease my pain.
Oh, I drink it down,
But the next day I still feel the same”

“… ¿Qué bien puede hacer el beber?
Señor, bebo toda la noche,
Pero al día siguiente me sigo sintiendo triste.
…Bien, hay un caso sobre la mesa,
Dicen que suavizará mi dolor.
Oh, me lo bebo,
Pero al día siguiente me sigo sintiendo igual”.

Paz (1976) encuentra que el uso de drogas constituye un recurso para crear una identidad, para llenar un vacío y escapar de la insoportable sensación de “no ser”, de carecer de objetos gratificantes. A través de la droga se obtiene una grandiosidad lábil, identificaciones prestadas a través de las cuales se busca ilusoriamente compensar un frágil sentido de identidad. De allí que se construye la fantasía de “tener y poder todo”. Alivio temporal porque irremediablemente el efecto artificial de la droga se acaba, dando espacio a un vacío aún mayor, la frustrante realidad se vuelve a imponer y el dolor es aún más intenso.

Sin la droga no hay freno al dolor, no hay lo que bloquee la decepción, el odio y la furia que, de acuerdo con Rascovsky (1988), matiza el vínculo con la realidad externa cuando las sustancias tóxicas constituyen un desesperado recurso para seguir aferrándose a la vida. También en ausencia de la droga es imposible rehuir a las experiencias de futilidad, de desplomarse internamente, el enfrentamiento con los huecos psíquicos se hace inevitable y eso sólo lo cura otra dosis.

Janis y Kurt, en su desdicha se hacen oír, su atormentada voz hace eco en el corazón de las multitudes. En 1967, Janis es la diosa del festival pop de Monterey, California, en el denominado “verano del amor”. En  1969, en el festival de Woodstock lleva a una audiencia de 400,000 personas a compartir una experiencia sublime en la que se pide “amor y paz”.
Kurt, junto con su banda Nirvana en 1991 logra vender un millón de copias de su álbum Nevermind en seis semanas, lo que constituye un récord de ventas y confirma un éxito rotundo.
Winnicott (1965) hace alusión a la función de espejo que conceptualiza como la mirada de la madre que le devuelve al niño lo que ésta ve en él, lo que le proporciona una continuidad existencial misma que consiste en la sensación de ser y de existir: “cuando miro se me ve y por lo tanto existo”. Janis y Kurt obtienen ésta continuidad existencial en el clamor de sus fieles seguidores quienes les devuelven el reflejo de una imagen grandiosa de ellos mismos que los hace sentirse vivos.

Janis expresa “en el escenario le hago el amor a 25,000 personas y después me voy a casa sola”. Su grandiosidad es perene y débil, Janis se derrumba y fuera del escenario, deja de ser la diosa y se encuentra con la frágil mujer cuya soledad la martiriza.
En tanto que Kurt comparte con la multitud su nihilismo y a través de sus cantos desesperados proyecta su propia indefensión, su lastimosa inferioridad. Pero en la comunión con su público todo esto es más tolerable.

“Take a step outside yourself
And turn around
Take a look at who you are
It’s pretty scary
So silly
Revolting
You’re not much
You can’t do anything”

“Da un paso fuera de ti mismo
Y voltea
Echa un vistazo a quien eres
Da miedo
Tan tonto
Nauseabundo
No eres mucho
No puedes hacer nada”

En ambos resalta la necesidad ávida de un espejo donde proyectar una imagen exaltada y engrandecida de sí mismos por el anhelo de objetos que nutran a su self a través de respuestas de admiración y reconocimiento. Así se exhiben, provocan y escandalizan, buscan llamar la atención a como dé lugar  tratando de contrarrestar su sensación interna de falta de valía y de autoestima. Lo que representaría en términos de Kohut (1979) la presencia de fallas en el self nuclear bipolar ante la insatisfacción de necesidades especulares en la infancia, consolidándose como “personalidades hambrientas de espejo”.

Como figuras míticas, Janis es la diosa masculina y Kurt el símbolo de la indefinición sexual. Janis revoluciona el estereotipo femenino, a pesar de ser una mujer poco atractiva encuentra el camino para reflejar una sensualidad única, un magnetismo sexual que nada tenía que ver con la belleza. Su sexualidad es promiscua, retadora y cuestionadora de los principios prevalentes en su era. Sus metáforas predilectas: “cantar como coger” y “coger como liberación”.

Kurt expresa: “soy heterosexual… gran cosa. Pero si fuera homosexual eso tampoco importaría”. En sus canciones incluye referencia a favor de la homosexualidad, incluso se atreve a blasfemar en una de ellas que “Dios es gay”. No teme reconocer abiertamente sus tendencias homosexuales e imprime un sello perverso y violento a la sexualidad. En tono lastimoso canta:

“Rape me, my friend
Rape me, again
… Hate me,
Do it and do it again”

“Viólame, mi amigo
Viólame otra vez.
… Ódiame
Hazlo una y otra vez”

Abraham (1959) reconoce el papel que las sustancias adictivas ejercen sobre la conducta sexual, estas anulan las inhibiciones y relajan las represiones excitando los componentes pre genitales de la sexualidad. (Coderch, 1975)

Sobre la misma línea, Rascovsky (1988) señala que la droga transforma situaciones básicamente angustiantes en una estrategia sexual, de modo que vehiculiza lo pulsional procurando así un placer narcisista en el que se anulo lo angustioso y se busca escapar de la carencia, la amenaza y la restricción. Se sobre inviste la voluptuosidad del placer erógeno y el objeto pasa a un segundo plano, de tal forma el encuentro es efímero y superficial.
De tal manera bajo los efectos de la droga se favorece la expresión de una sexualidad perversa con fuertes componentes sádicos. En la era de Janis así como en la de Kurt, el deseo y la violencia juegan entrelazadas en una orgía hedonista, en la que las drogas y el alcohol intensifican las experiencias. Como si fuera una lucha desesperada por buscar experiencias que aportaran la sensación de estar vivo.

Pocos años de éxito, pero muchos de agonía. Ambos encuentran en la muerte lo que no encontraron en la vida: una solución definitiva para mitigar el sufrimiento. Se terminan las esperanzas y activamente renuncian a la vida. El final trágico de una vida trágica.
En 1970, Janis decide dormir para siempre, estando en un cuarto de hotel de Los Ángeles, prepara la pócima mágica: una sobredosis de heroína y alcohol.
Se dice que Kurt veneraba a la muerte como su musa inspiradora, por se encuentra con ella en 1994 al oprimir el gatillo de una escopeta, en la soledad de su casa en Seattle.
Al igual que otras figuras legendarias del Rock como Jimi Hendrix y Jim Morrison, Janis y Kurt deciden suicidarse a la edad de 27 años. ¿Será simple coincidencia o designio inconsciente?

Fenichel (1957) visualiza el suicidio como una tentativa del yo por aplacar al superyó sádico y punitivo a partir de la sumisión. Para Klein (1964) el suicidio tiene la finalidad de salvar a los objetos buenos y a la parte del yo identificada con ellos a partir de la destrucción de los objetos malos, de la parte del yo identificada con dichos objeto y del Ello.

Grinberg (1983) asocia el suicidio con las ansiedades persecutorias que llevan a aniquilar los objetos internos de naturaleza persecutoria. Janis y Kurt sacrifican su yo para purificarlo y redimirlo así de las culpas inconscientes, librándolo de sus objetos malos, los monstruos internos que los acechaban.


Desde otra perspectiva, Winnicott (1960,1963) visualiza el suicidio como una última tentativa, la última esperanza en la batalla, en la que se destruye el self total a fin de evitar el aniquilamiento de lo más preciado que es el self verdadero. El falso self ha sido el dueño de la situación sin lograr que el self verdadero sea el que se imponga, de manera que su vida ante sus propios ojos ha sido una farsa, una ficción de la realidad, una existencia fútil y carente de sentido. Por eso aún cuando la muerte no se había consumado, era un hecho que psíquicamente ya había ocurrido.

En una lucha desesperada por encontrar una solución ya fuera en la vida o en la muerte, Janis aúlla desplomándose:

“… Lord, I ain’t  got no reason to livin’
You give me no cause to die.
Lord, I ain’t got no reason for stay here
Give me no cause to try…

“…Señor, no tengo razón para vivir
No me das motivo para morir.
Señor, no tengo razón para seguir aquí.
No me des motivo para tratar.”

Joplin y Cobain, de sus vidas hicieron un culto a la muerte pero paradójicamente al morir se aferraron más a la vida, consolidaron así su leyenda. Porque el eco de sus voces aún se escucha como testimonio de las pasiones de una época, de sus muertes hicieron un culto a la vida.

Bibliografía:
Libros y revisas:
  • Coderch, J. (1991) Psiquiatría dinámica. Barcelona: Herder.
  • Fenichel, O. (1991) Teoría psicoanalítica de las neurosis. México: Paidós.
  • Kohut, H. (1979) Los trastornos del self y su tratamiento. Psicoanálisis. Vol 1, N° 2, APdeBA, Buenos Aires.
  • Kohut, H. (1950:1978) Forms and transformations of narcissism. En: The search for the self. Selected writings of Heinz Kohut. Univ. Press.
  • Paz, J. (1976) Drogadicción: Identidad y melancolía. Cuadernos de psicoanálisis. Vol. 9 No. 2 y 3 (Julio-Diciembre) pp. 155-163.
  • Rascovsky, A. (1988) Acerca de la drogadicción: Una perspectiva psicoanalítica. Rev. De psicoanálisis. Vol. XLV N. 3 (Mayo- Junio)
  • Segal, H. (1991) Introducción a la obra de Melanie Klein. México: Paidós.
  • Winnicott, D.W. (1960) Deformación del ego en términos de un self verdadero y falso. En: “el proceso de maduración en el niño: Estudios para una teoría del desarrollo emocional”. Barcelona: Ed. Laia, 1963.
  • Winnicott, D.W. (1963) Fear of breakdown. International review of Psychoanalysis, 1974.
  • Winnicott, D.W. (1971) “Realidad y Juego” Barcelona: Gedisa editorial.
Transcripciones del WWW (World wide web) internet:
  • Kurt Cobain’s suicide note, with interjections by Courtney Love
  • Kurt Cobain: When rock becomes religion, our gods are rendered mortal by Charles Aaron (SPIN, December 1994).
  • The poet of alienation by Jeff Giles. (Newsweek April 18,1994)
  • Nirvana’s Kurt Cobain swaps alienation for optimism by Robert Hilburn. (Los Angeles times, September 19,1993)
  • Janis Joplin: A brief biography by Lauren Leahy (Janis Joplin home page)
Booklet del album de Janis Joplin.

                                  
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario