miércoles, 25 de mayo de 2011

Donde la palabra se fractura…

Autor: Gisela Ramírez Zerón
Psicoterapeuta Psicoanalítica
gizy_26@hotmail.com



“…Las palabras son inciertas
y dicen cosas inciertas.
Pero digan esto o aquello,
                                                nos dicen”
Octavio Paz

¿Qué es lo que decimos al hablar?, pero más importante aún ¿Qué es lo que dejamos de decir cuando hablamos? Partiendo de la idea de que al hablar decimos más de lo que queremos decir o algo distinto que se escapa a la voluntad, tendríamos que comprender este “más allá que involucra la palabra al ser dicha”.
Pero vayamos más lejos. ¿Qué es entonces la palabra en psicoanálisis? ¿Cuál es su función?
Retomemos a Freud y hagamos una lectura desde el inicio de su teoría, en la cual no se deja de hacer referencia al lenguaje y primordialmente a la palabra como un eje fundamental en  la clínica psicoanalítica.
En un primer periodo, Freud reconoce en la palabra un cierto “poder ensalmador”. Es entonces la palabra del médico la que posibilita una “cura” en el paciente. Al respecto menciona, “Las palabras de nuestro hablar cotidiano no son otra cosa que unos ensalmos desviados. Las palabras son, sin duda, los principales mediadores del influjo que un hombre pretende ejercer sobre los otros; las palabras son buenos medios para provocar alteraciones anímicas en aquel a quien van dirigidas y por eso ya no suena enigmático aseverar que el ensalmo de la palabra puede eliminar fenómenos patológicos, tanto más aquellos que, a su vez, tienen su raíz en estados anímicos” [1]
Es desde este momento que Freud encuentra en la palabra un cierto poder pero que solamente más adelante y gracias al encuentro con sus pacientes histéricas, se dará cuenta de que este “poder” en la palabra está del lado del analizante, lo que Freud posibilitó una escucha distinta de lo que se dice en análisis.
No fue sino en la lectura de los síntomas plasmados en el cuerpo de las histéricas, en  los sueños, lapsus, chistes, etc. en los que Freud se percató de la existencia de un lugar de desconocimiento, que se escapaba a la voluntad misma. El descubrimiento freudiano del inconsciente, muestra que es a través de la palabra que éste puede ser reconocido, por lo tanto, sería impensable el  inconsciente sin el lenguaje, sin la palabra.
Pero esto por supuesto no es más que un error de distribución de cartas: no se cura uno porque rememora uno. Rememora uno porque se cura. Desde que se encontró esta fórmula, la reproducción de los síntomas no es ya cuestión, sino únicamente la reproducción de los analistas; la de los pacientes está resuelta.[2]
Retomaré brevemente algunos planteamientos realizados con respecto a los sueños y su formación por la relevancia que encuentro en el lenguaje a través de los sueños y por lo tanto su relación con la palabra (primordialmente no dicha).
Ahora bien, retomemos los dos primeros conceptos en la teoría freudiana. La condensación y el desplazamiento son las leyes que rigen el funcionamiento del inconsciente. La condensación, se refiere a una convergencia de dos o más representaciones sobre otra, a la que de este modo sobredeterminan. Es ésta la fórmula de la metáfora: la sustitución de un significante por otro,  que más tarde Lacan tomará de la lingüística y la articulará en el psicoanálisis.
Con respecto al desplazamiento, Freud lo define como la transferencia de la energía psíquica desde una representación importante (inconsciente) a una indiferente (prec.-cc.), siendo ésta equiparable con  la metonimia,  definida como “la parte por el todo”.
Vayamos pues a  Lacan, quien montado en la teoría de Freud, formula la siguiente aseveración con respecto al inconsciente: “El inconsciente está estructurado como un lenguaje”.
El primer paso es obvio: el sueño, el lapsus, el chiste, el síntoma neurótico son fenómenos de lenguaje, tal como lo resalta Lacan: “La función de la palabra sólo puede explicarse al definir el campo del lenguaje. Mi escuela es freudiana, y eso no debe extrañar, ya que demostré claramente que los testimonios aportados por Freud de la existencia del inconsciente, de los sueños, de los lapsus y ocurrencias, sólo son interpretables sobre el texto de lo que se dice a través de la palabra del propio interesado. Este es un hecho patente en las tres obras que Freud ha escrito sobre cada uno de esos temas y que constituyen el punto de partida de su pensamiento”[3]
Lo que el analista escucha en el discurso del inconsciente es precisamente ese hueco; es decir, es la palabra en tanto fallida, el lugar en donde se fractura, y en donde resulta incompleta, insuficiente.  Es allí justamente en donde se muestra el sujeto como sujeto en falta. En donde Freud encontró la insistencia del inconsciente.
"El análisis no es una simple reconstitución del pasado, el análisis no es tampoco una reducción a normas preformadas, el análisis no es un epos, el análisis no es un ethos; si lo comparara con algo, es a un relato que sería tal que el relato, él mismo, sea el lugar del (re)encuentro del que se trata (,) en el relato"  Lacan, Seminario VI "El deseo y su interpretación", sesión del 1 de julio de 1959
Ahora bien, Lacan menciona que la palabra, solamente lo es en tanto que hay alguien que crea en ella, por lo cual busca el reconocimiento de un Otro[4]. Es así que la palabra no existe si no tiene una respuesta, aún cuando la respuesta sea un silencio ensordecedor. El analista es el hombre a quien se habla y a quien se habla desde un lugar con cierta libertad.[5]
Esta libertad se encuentra sometida tanto primordialmente a esa palabra plena que puede llegar a ser penosa. Esa palabra que habla de una verdad del sujeto y que una vez reconocido como verdadero ya no puede ser puesto en duda. La palabra se desplaza en la dimensión de la verdad, pero no sabe que es ella quien hace la verdad[6]Es, el temor a enfrentar esta palabra tan llena de nosotros mismos lo que determina una coartación de la libertad como tal.
Es a partir de ella, de esa palabra plena que el sujeto se tome como objeto de su propia historia. “Cada vez que un hombre habla a otro de modo auténtico y pleno, hay en el sentido propio, transferencia, transferencia simbólica”[7] que posibilita el encuentro de mi palabra con Otro que la escuche, que escuche de mi deseo, ya que es palabra plena en tanto que puede enunciar el deseo.
Pero, como menciona Lacan, el deseo no es otra cosa que la imposibilidad de esa palabra, que al responder a la primera no puede sino redoblar su marca consumando esa escisión que el sujeto sufre por no ser sujeto sino en cuanto que habla.
La pregunta que surge desde esto es ¿De qué manera la cura analítica permite desanudar es que es lo más particular del sujeto que sería la palabra amordazada en el síntoma? En este momento de su teorización Lacan dirá que la acción analítica no tiene otro fin que el advenimiento de una palabra verdadera y la realización por el sujeto de su historia en su relación con el futuro. “El arte del analista debe ser el de suspender las certidumbres del sujeto hasta que se consuman sus últimos espejismos. Y es en el discurso donde debe escandirse su resolución”. [8]

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Freud, S. (1890)“Tratamiento Psíquico (Tratamiento del Alma)” Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo 1. Traducción de López Ballesteros. Madrid, 1948: Biblioteca Nueva
 Lacan, J. (1956-1959): "El Seminario. Libro 1, Escritos Técnicos de Freud”, Buenos Aires: Paidos (2008).
 (1958): "La dirección de la cura y los principios de su poder", en Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007


[1]  S. Freud, “Tratamiento Psíquico (Tratamiento del Alma)” (1890) Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo 1. Traducción de López Ballesteros. Biblioteca Nueva.


[2] J. Lacan “Hay que tomar el deseo a la Letra” en La dirección de la Cura y los principios de su poder: Escritos 2.
[3] Entrevista realizada a Jacques Lacan, y publicada en el libro “Freud y el psicoanálisis”, pag. 11, Ed. Salvat, 1973.
[4] J. Lacan. “Función Creadora de la palabra” en Seminario 1, clase 19. Escritos Técnicos de Freud.
[5] J. Lacan, “La dirección de la Cura y el principio de su poder” en Escritos 2 pág. 596
[6] Idem…
[7] J. Lacan “Sobre el Narcisismo” Clase 9. Seminario 1. Escritos Técnicos de Freud.
[8] J. Lacan “Palabra vacìa y palabra plena en la realización del sujeto” en Función y Campo de la palabra y el Lenguaje. Escritos 1

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